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 REURBANIZACIÓN DE LA PLAZA DEL MONTSENY Y SU ENTORNO

año: 2023
situación: Plaza del Montseny, Sant Antoni de Vilamajor, Barcelona 
promotor: Ajuntament de Sant Antoni de Vilamajor
constructora: Dolmen
superficie: 2.000 m²
fotografía: Ainhoa Graña, LEA atelier

 

La plaza del Montseny se sitúa en la zona central del pueblo, enfrente del Ayuntamiento y junto a la transitada carretera comarcal.

A pesar de su centralidad, era una plaza escondida, hundida, sin uso, desconectada de su entorno e incómoda de usar: prioridad del tráfico rodado, con aceras muy estrechas, incluso vallada una de ellas en el desembarco del paso de peatones. Apenas se reconocía, estaba muy escondida tras vegetación mal distribuida, así como por la caseta de la Once que además tapaba la visión de Ca L’Auferil, un emblemático edificio modernista.

El objetivo de la actuación es la conversión a plataforma única de la plaza del Montseny y las calles contiguas Alfou y Santiago Rusiñol para ampliar la zona con prioridad peatonal de la población y dignificar la entrada a la zona comercial del pueblo.

Se diseña un gran bancal vegetal de formas orgánicas que salva el desnivel de casi un metro con la carretera. Se estrecha y acoge una amplia escalera para dar continuidad al paso de peatones rematado por un tapiz de cespitosas como rellano y zona de estar.

Unas trazas sinuosas de ladrillo visto, formando muretes de diferente altura adaptándose a la topografía, dibujan los límites de este bancal. La zona de contacto con la carretera ya no se entiende como una acera sino como una zona de paso fluido y sinuoso entre vegetación. Se recurre a un material sencillo, mediterráneo y recurrente en diferentes detalles constructivos del pueblo. En la parte baja de la plaza, los muretes forman jardineras, una de las cuales abraza y esconde el armario eléctrico existente.

Se enfatiza la sinuosidad de las trazas mediante unas líneas de luz de tiras LED bajo tramos escogidos de los muretes de ladrillo, que complementan la iluminación de la plaza.

Varios ejemplares de Quercus rubra, de hoja caduca y atractivo color otoñal, salpican la plaza dando sombra en verano y dejando entrar el sol en invierno, muy valorado al ser una plaza bastante sombría por su orientación. Se sitúan a la distancia adecuada que permita que se desarrollen en todo su potencial con su porte natural sin necesidad de realizar podas recurrentes. Bajo sus copas se reparten una serie de bancos de hormigón prefabricado diseñados específicamente por LEA atelier para la actuación.

Se diseña un pavimento continuo, de fachada a fachada, sin distinción del tráfico rodado, ahora puntual, para poner el énfasis en el peatón, con un patrón de líneas en diagonal, cuyo ritmo viene marcado por el despiece de la plaza del Ayuntamiento, al otro lado de la carretera. Para hacer más evidente esta conexión, se dibujan unas líneas blancas que la cruzan, a modo de urbanismo táctico, uniendo los patrones de ambas plazas y alertan al tráfico rodado de su paso entre plazas obligando a reducir la velocidad.

En las calles contiguas, el patrón en diagonal consigue que éstas parezcan más anchas, a la vez que cose visualmente el conjunto: calles y plaza. Además, la diagonal logra que los cruces entre calles parezcan ahora más amplios y se entiendan como pequeñas plazas donde hemos organizado bancos, butacas y tumbonas formando grupos de estancia.

En la calle Alfou se ha sustituido el arbolado existente, muy pegado a fachada, por una nueva alineación centrada en el eje de la calle que además, cede el protagonismo al peatón, dejando a un lado el paso de vehículos. La alineación de robles, misma especie arbórea que en la plaza para conectar y uniformizar toda la actuación, se decala al llegar al cruce de calles en una nueva configuración menos rígida.

Para no renunciar al verde en el tramo estrecho de la calle, se distribuyen unas trepadoras, en alcorques a un lado de la calle y jardineras al otro, que apoyadas en unos cables, formarán con el tiempo una galería vegetal.

De este modo cada tramo de calle tiene un carácter diferente y aporta diversidad al casco urbano.

En la calle Santiago Rusiñol se mantienen los cerezos existentes, Prunus cerasifera var. Pisardii, por su buen estado y correcta distancia a fachada, además de ser una especie interesante que aporta variabilidad estacional a lo largo del año: hojas púrpura todo el año y floración blanca a finales del invierno e inicio de la primavera.

Un alumbrado de escala y estética doméstica recorre toda la actuación. Un trazado zigzagueante de catenarias, salpicado por unos puntos de luz, unifica todo el ámbito del proyecto y actúan como punto de atención desde las calles contiguas, guiando a los transeúntes. Además, la temperatura de color elegida otorga un ambiente cálido al centro del pueblo. En definitiva, un entorno alegre, festivo y vivo que invita a la gente a disfrutar de estos espacios urbanos.

Se traslada la caseta de la Once a la infrautilizada plaza del Ayuntamiento bajo un Ginkgo biloba existente donde ahora se sientan los amigos del vendedor a charlar a la sombra: se ha ganado un nuevo espacio, más amplio y sin lindar con la carretera, en el que el trabajador está ahora mucho más feliz.

La plaza del Montseny queda ahora mucho más despejada, cómoda de recorrer, fluir sin desniveles y conectada tanto visual como físicamente con su entorno inmediato. Se amplía la visual en todas las direcciones, incluso se ve la montaña del Montseny al fondo. “Ahora se siente la amplitud” como han comentado algunos vecinos una vez acabadas las obras.